La Ley Suiza obliga a Toblerone a cambiar su logo

La Ley que limita el uso de símbolos y paisajes suizos sólo a los productos fabricados en Suiza, obliga a Toblerone® a dejar de utilizar el icónico monte Cervino en su envoltura al trasladar la chocolatera su producción a Eslovaquia.

El pico alpino Matterhorn o Cervino (4.478 metros) con su forma dentada característica, dejará de aparecer en las famosas tabletas triangulares de chocolate.

Lo cierto es que, en TOBLERONE®, todo el trade dress es característico; la forma de la tableta, desde el envoltorio hasta el propio chocolate, la denominación, la tipología de las letras o la montaña alpina representada.

En 1908, el chocolatero suizo Theodor Tobler empezó a fabricar unas tabletas con forma triangular que incluían en su fórmula miel y almendras, una mezcla similar al turrón (torrone en italiano). Un juego de palabras entre su apellido “Tobler” y “torrone” es el origen del vocablo TOBLERONE®. La inclusión de la silueta del monte Cervino en el envoltorio se produjo en 1970 y alcanzó tal grado de distintividad que en el año 2000 fue registrado como Marca Europea (nº 001596915) estando vigente en la actualidad.

Una decisión empresarial de cambio de lugar de fabricación conduce ahora a que la empresa chocolatera se vea obligada a eliminar de sus productos tan reconocido paisaje que, además, es una marca registrada.

  • Marca registrada en EUIPO en el año 2001, nº 001596915:

Efectivamente la producción de TOBLERONE® abandona Berna y se traslada a Eslovaquia donde los costes son mucho menores, sin embargo, la Ley Suiza exige, para poder utilizar comercialmente símbolos o paisajes suizos, a que el producto esté mayoritariamente fabricado en el país helvético. En esta tesitura, la famosa tableta de chocolate triangular, ahora producida fuera de Suiza, no podrá seguir utilizando ni el famoso monte ni la leyenda “fabricado en Suiza” o “de Suiza”.

La empresa ha ofrecido explicaciones intentando minimizar el impacto que supone tener que cambiar un logo utilizado durante más de 50 años. En este sentido ha manifestado que está trabajando en un logo más moderno y estilizado que, aunque mantendrá la silueta de una montaña, esta vez no podrá identificarse con ninguna conocida.

Los elementos emblemáticos o propios de áreas geográficas concretas se convierten de este modo en un elemento más para potenciar la industria local, permitiendo su uso sólo a aquellos que efectivamente participan de ese entorno y ubicación a la que benefician económicamente y de la que, de esta manera, obtienen también una ventaja comercial.

Hasta ahora sólo algunos reconocimientos especiales tales como denominaciones de origen, indicaciones geográficas o especialidades tradicionales garantizadas, entre otros, permitían ese vínculo entre un producto y su origen geográfico.

Por su lado la Ley de Marcas, por ejemplo, impide el registro, pero no el uso, de elementos característicos de una zona si es que pueden confundir al público respecto al origen geográfico del producto o servicio.

Una prohibición como la suiza encuentra también difícil encaje bajo el prisma de la competencia desleal.

Se abre de esta manera una línea nueva que tiene una doble vertiente. Por un lado evita la dilución de aquellos elementos identificativos de un origen limitando su uso sólo a quienes compartan tal procedencia y, por otro, favorece a la industria local al poder utilizar elementos que pueden transmitir información no sólo del origen, sino también de calidad, tradición o garantía.

En el caso de Suiza, al menos en el sector de chocolates, relojes y servicios bancarios, se da una intensa relación producto-país, siendo la mera identificación del origen helvético un valor añadido comercial indudable.

Habrá que ver si estas medidas, que pueden ser motivadoras para la industria local contribuyendo a evitar la deslocalización, resultan igual de efectivas en otros países en donde no exista esa relación tan directa entre el producto y el país. En cualquier caso será bueno para trabajar para conseguir que la referencia a una país o a una zona, a través de sus paisajes o de otra manera, se convierta en un valor añadido positivo y comercialmente interesante.